Como ya sabéis, para mí el lenguaje es tan poderoso como para generar realidades. Y estas realidades, a su vez, crean actores principales, actores secundarios y espectadores de esa realidad. Lo sé, hoy quizá me haya puesto algo filosófica.
¿A dónde quiero ir a parar?
Hace poco mantenía una conversación con una persona que me comentaba que había entrado en un programa de talento internacional dentro de su empresa y que “no podía decir que no”.
¿Qué o quién te impide decir que no?
“Hombre, es una gran oportunidad, hay que aprovecharla”…
HAY QUE….
¿Desde qué emoción está hablando?¿desde la ilusión? Me pinta que no.
¿No puedes rechazar la oportunidad o no quieres asumir la consecuencia de hacerlo?
Correcto, es la segunda.
Responsabilidades: no puedo decir NO
Y estoy absolutamente de acuerdo en que hay cosas que hacemos, no por motivación, sino por responsabilidad o por ecología. En este caso, es claramente la segunda opción.
Sin embargo, esta decisión se puede tomar como protagonista de la escena… o no.
Fijaros en la diferencia:
- “Es una oportunidad, no puedo decir que no. Tengo que hacerlo”
- “Es una gran oportunidad, no sé si es mi momento o realmente no me apetece, pero voy a aceptar porque para mi es más importante cuidar mi posición en la compañía”
A menudo converso con personas que hablan de “tener que…”, o “qué suerte tiene tal o cual persona…”, o “no tenía otra opción”
Si “compro esa moto” me estoy creyendo que el mundo es un lugar donde no tenemos la capacidad de elegir, en el que los astros pueden confabular para que yo no alcance mis objetivos y que la “culpa” siempre es de otro.
Como ya sabéis, queridos y pacientes lectores, yo quiero elegir el mundo en el que vivo.
Quiero liderar mi realidad (empiezo a trabajar el Liderazgo Interior, pero esto es sólo un aperitivo), quiero ser consciente de que hago cosas porque la consecuencia de no hacerlas es una opción peor.
Esto no va de asertividad y la capacidad para decir NO, va de tomar las riendas de tu vida.
Sé que esta alternativa puede dar bastante vértigo, significa salir de la zona de confort en la que es fácil sobrevivir siendo incluso invisible en deterinados momentos, pero es mi declaración de intenciones: Yo elijo, yo actúo y yo asumo la respons(H)abilidad de mis acciones (ya explicaré en otro momento lo de la “H” intercalada).