Multitasking y mindfulness I: la paradoja contemporánea

En un mundo como el actual nos encontramos con una paradoja muy interesante a mi modo de ver: el nacimiento de una corriente como el mindfulness orientado a profesionales que sufren de “multitasking crónico” (creo que me lo acabo de inventar, no lo busques en la Wikipedia).

¿Qué es el multitasking?

El término “multitasking” se refiere a la tendencia a hacer varias cosas al mismo tiempo.

¿Quieres un ejemplo?

Estar viendo la televisión y seguir el programa a través de redes sociales con la tablet, mientras que chateas por Whatsap con el grupo de amigos comentando la jugada del partido de futbol que estás escuchando por tu oído derecho, en el que tienes el AirPod…

¿Te suena?

¡Bienvenido! ¡Tienes “multitasking crónico”!

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Esto de hacer varias cosas a la vez parece que lo teníamos en exclusiva las féminas.

Sin embargo, la realidad es que se ha convertido en una tendencia generalizada gracias a la presencia en tiempo y forma, en todos los ámbitos sociales y profesionales, gracias a las redes sociales y a la alta tecnología (y verbalizo alta tecnología con reservas, ya que tengo la sensación de que mañana esto se quedará obsoleto).

 

Al tiempo que sufrimos de esta especie de esquizofrenia de actividades paralelas, nuestro cuerpo, nuestro cerebro, nos emite señales de que algo no va bien: trastornos del sueño, alimenticios, ansiedad, desajustes emocionales, falta de motivación…

¿Hay solución?

Para paliar esta situación, surge la tendencia del “Mindfulness”, que busca generar conciencia sobre el momento presente, centrando toda nuestra atención en lo que ocurre aquí y ahora. De esta manera, se pretende generar una sensación de “estar presente”.

Es habitualmente confundido con la meditación, si bien tienen algunas diferencias.

La meditación tiene una componente de relajación y, podría decirse, “evasión” de la consciencia. En el mindfulness el objetivo es estar presente, en una comida, en un momento de juego, viendo una película o disfrutando de un momento íntimo con la pareja.

 

Ahora bien, ¿es posible estar a varias cosas al mismo tiempo y “estar presente”?

Mi opinión es NO.

Es imposible permitirnos disfrutar de ver un programa cuando estamos pendientes de lo que ocurre sobre el mismo en las redes sociales. Es complicado estar disfrutando de una cena con amigos, si estamos al tiempo chateando con un compañero de trabajo sobre la reunión que tendremos mañana a primera hora…

El mindfulness ya se practicaba hace 50 años (y se sigue practicando, pero está cayendo en desuso), cuando las señoras se sentaban al atardecer a la puerta de sus casas y pasaban la tarde charlando, por ejemplo.

Ya lo practicaban los campesinos y los pastores, cuando pasaban el día en sus trabajos y al volver a casa cenaban rodeados de sus familias, sin una tele que entretuviera ese tiempo.

¿Qué nos impide pararnos y valorar lo que estamos haciendo en ese momento?

La sensación de pérdida de tiempo. Si, si, de perdida de tiempo.

Cuando nos quedamos en casa un domingo a disfrutar de la peli de turno, “sin hacer nada”, generamos un sentimiento de “no estar aprovechando” nuestro tiempo.

Y la realidad es que en esos momentos de “no hacer nada” es cuando nuestro cerebro se regenera, descansa, se toma tiempo y genera un mayor número de ideas creativas y soluciones a nuestras cuestiones diarias.

¿Qué cómo ocurre esto de la creatividad de nuestro cerebro? Lo dejaremos para el próximo post.

¿Te atreves a “no hacer nada”? ¡Feliz día!

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