En ocasiones nos levantamos por la mañana con el ánimo por los suelos, y nos preguntamos “¿dónde estás, motivación?”
Reto planteado por Mamen Gómez, otra emprendedora y bimadre: cómo encontrar la motivación cuando conseguir lo que quieres pasa por hacer algo que no te gusta. Casi nada, una vez más.
La situación es bastante frecuente en muchos proyectos de emprendimiento, porque cuando nos planteamos iniciar una actividad, la que sea, que nos gusta y nos hace pensar que nuestro día a día será maravilloso, lo que no nos suelen decir nadie es que hay un montón de tareas paralelas… que no sólo no nos gustan, sino que se convierten en un calvario.
Motivación y desarrollo en este caso van de la mano: no avanzaremos si no estamos motivados.
Lo peor es que llega el momento en el que nos llegamos a sentir culpables porque no terminamos de arrancar sabiendo que sólo depende de nosotras.
Querida Mamen, te voy a proponer un enfoque basado en la filosofía Kaizen, a ver si esta otra forma de entender la actividad te puede facilitar el camino a tus objetivos.
¿Qué es Kaizen?
Por poner en contexto, la filosofía Kaizen viene del entorno industrial, en concreto es un modelo de producción desarrollado en las cadenas de montaje de las fábricas Toyota.
El objetivo del modelo Kaizen es generar una mejora continua con pequeños cambios que, sin suponer una inversión grande de ningún tipo, supongan una mejora significativa a nivel de calidad y/o eficiencia en la producción.
Hay un libro muy interesante que puede servir de referencia para aquellos que quieran profundizar en este concepto: Un pequeño paso puede cambiar tu vida: el método Kaizen
En este libro explica de una manera muy sencilla el porqué nos resistimos a realizar algunas tareas a pesar de tratarse de un paso necesario para conseguir ese objetivo tan ansiado. Y es que al final lo vemos como un camino insalvable, largo y tedioso… que inconscientemente nos resistimos a cruzar.
Nuestro cerebro nos da señales de alarma y busca distracciones para evitarnos el “sufrimiento” de tener que afrontar ese camino. Y explica cómo la filosofía Kaizen ofrece una alternativa más ecológica para dar ese paso necesario.
Como ya decía antes, se trata de hacer pequeños cambios. En el contexto del emprendimiento, podemos traducirlo en observar esas tareas que tanto nos desagradan y dividirlas en pequeñas tareas asequibles, tareas que no tardemos en hacer más de 10-15 minutos. Y estas “micro-tareas” hacerlas en un espacio de tiempo que nos permita “oxigenarnos” de una a otra.
Vamos a poner ejemplos de lo que normalmente nos proponemos en un proyecto:
- Hacer un listado de potenciales clientes y llamar cada día durante una hora para conseguir cerrar reuniones comerciales.
- Realizar propuestas “tipo” para poder ofrecer nuestros servicios a los clientes
- Montar la web y toda la imagen corporativa
- …
Todo esto en un espacio de… un par de semanas. Obviamente, yo solo de haberlo escrito ya me he desmoralizado.
Vamos a verlo desde la perspectiva Kaizen:
- Hacer una llamada al día de un potencial cliente
- Realizar propuestas a demanda de los potenciales clientes (por lo que no lo pongo en agenda como un “tengo que…”, salvo que haya una petición expresa)
- Elegir un contenido al día dentro de la web y dedicar 10 minutos a su desarrollo
Esto es algo más apetecible, ¿no os parece?
Además, si entre medias nos planteamos tareas que nos resulten más agradables, pues ya lo tenemos digerido. Es como comer ese alimento que no te agrada en absoluto y, sabiendo que es bueno para ti, lo combinas con otro alimento que te agrada. El resultado es que vas a conseguir tus objetivos de una manera más llevadera.
Ahora viene el “PERO”… “¿Pero no nos va a llevar mucho tiempo hacerlo así de tranquilos?”
No lo sé… Valora el tiempo que pasas poniéndote excusas para no hacer eso que no te apetece y que te llevan a la inacción, ¿cuánto tiempo vas a tardar en conseguir tu objetivo?¿más o menos que con el método Kaizen?
Lo positivo de esta filosofía es que llega un momento en que la puedes integrar para todo aquello que te desagrada: puedes hacer tablas de ejercicio de 8 minutos (eso ya lo hablaremos en otro post si queréis saber cómo), puedes leer 10 minutos al día, puedes aprender idiomas dedicándoles entre 5 y 15 minutos al día gracias a aplicaciones móviles… Y con el tiempo te verás dedicando más del tiempo previsto, porque ya no lo verás como un “tengo que…” sino como un “quiero terminar esto que estoy haciendo”…
2 Comentarios. Dejar nuevo
Es genial!!!!! Muchísimas gracias.
Me alegro de que te haya gustado 🙂