Liderazgo Vintage en el siglo XXI

Hace unos días, conversando con uno de mis clientes, surgió el concepto de “Liderazgo Vintage” como ese estilo de dirección de personas basado en el poder por encima de la autoridad, gestión y motivación desde el miedo, así como un cierto toque manipulador desde el paternalismo.

El debate viene cuando me pregunta si es viable que estas personas cambien su estilo y evolucionen a un liderazgo más basado en el refuerzo positivo y en el desarrollo de sus colaboradores.

Pues depende.

Depende de varios factores. Por un lado, depende de si consideran que “para lo que me queda en el convento…”

Cuando un mando está acariciando su jubilación es más que probable que la implicación caiga en picado en cuanto a un cambio de carácter se refiere, ya que estos cambios pasan por generar un cambio en su mentalidad, y esta parte ya la tienen enfocada en un futuro mejor.

Por otro lado, en ocasiones me encuentro con personas a las que les ha funcionado perfectamente su estilo, han llegado lejos con él.

De hecho, son personas que en su día lo vivieron como colaboradores y les parece un estilo duro pero justo.

Cuando además lo refuerzan desde la creencia de que el que no asume este estilo de liderazgo es porque es “un flojo” o “una mili le daba yo a este”, le está poniendo la guinda al pastel.

En este caso no van a cambiar, ya que les parece el estilo adecuado.

Recuerdo hace muchos años una persona bastante joven en un curso de liderazgo que, después de catorce de las dieciséis que duraba el curso, me dice “¿y tan blandito hay que ser para que la gente te haga caso?”

Me quedé sin palabras.

¿Hay esperanza?

liderazgo-vintageHay personas que se dan cuenta de que el estilo con el que han crecido y avanzado profesionalmente no es el que puede lograr el éxito del equipo hoy en día.

Y están los que, por mucho que les cueste, se esfuerzan para cambiar sus creencias tradicionales y dan paso a un estilo más participativo. Asumen que pueden tener jefes más jóvenes que ellos y que tienen la capacidad de hacer un gran trabajo.

Entienden que las nuevas generaciones esperan otras satisfacciones del trabajo, que no sean únicamente el dinero para llegar a fin de mes y la estabilidad. Personas que entienden que desde el miedo no consiguen sacar lo mejor de sus equipos.

¿De qué depende?

Y no tiene que ver con la edad, con el género o con el perfil profesional.

Queridos lectores, queridas lectoras, tiene que ver con ser suficientemente humilde como para ir más allá de uno mismo y entender que “lo que siempre se ha hecho así” no funciona en un mundo en constante cambio.

Hoy en día el liderazgo debe tener un estilo basado en las personas, con el foco puesto en ofrecer retos y generar transformación en el otro.

La manipulación, la venta de humo para mover a las personas, las relaciones basadas en el “yo gano-tu pierdes” si no haces lo que te digo, son métodos obsoletos.

Y, por cierto, un buen líder, desde mi punto de vista, no lo es sólo con su equipo. Lo es con sus superiores, lo es con sus pares, lo es consigo mismo…

Un buen líder lo es a cada momento, es congruente. Pero de esto del liderazgo interior me permitiréis que hable en otro momento.

Y tú, ¿qué tipo de líder quieres ser?

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