En línea con mi último post, lo prometido es deuda: ¿Cuándo los objetivos están bien formulados?
Hay diferentes reglas mnemotécnicas para ayudarnos en estas lides. La más conocida creo que es SMART (en castellano, MARTE):
Specific Medible
Measurable Alcanzable
Attainable Realista
Realistic Tiempo determinado
Timely Específico
Hay otro acrónimo menos conocido, pero que quizá se ajuste mejor, para mí a las fórmula ideal de redactar un objetivo:
Concreto
Ambicioso
Realista
Asumido
Tiempo
¿Qué es un CARAT?
“Carat” es al diamante lo que los kilates al oro, es decir, la fórmula para medir la calidad y la valía de la piedra.
La diferencia esencial entre SMART y CARAT es que en la segunda acepción se incluye la característica “asumido”. Como ya he comentado con anterioridad, un objetivo, para alcanzarlo, debe ser asumido por la persona que va a realizar la acción.
Y aquí está la clave del éxito ( o no, ya veremos por qué), del coaching. A diferencia de otras disciplinas, el Coach no marca objetivos, únicamente acompaña a su cliente en la definición de los mismos. Cuando el objetivo viene dado, podemos interpretar que la persona que los ha marcado busca un bien o un beneficio propio, aunque veamos el objetivo realista, ambicioso, interesante, medible… No es MI objetivo.
Es frecuente que en las sesiones de coaching los clientes me digan “y qué harías tú”, y yo les contesto: “yo daría mi solución, bajo mis circunstancias y asumiría las consecuencias de mis decisiones. No puedo darte mi solución porque tus circunstancias son diferentes”. Al final, después de varias sesiones, mis clientes me preguntan y se responden ellos solos. En este punto, ya están empezando a asumir la responsabilidad de sus decisiones y del planteamiento de sus retos.
Cuando alguien me habla de un objetivo y en sus acciones sólo hay pegas, impedimentos, peros… Le pregunto “¿para qué quieres este objetivo?”. Y es importante el “para qué”, porque si preguntamos “¿porqué?”, las respuestas que se dan mis clientes suelen ir enfocadas a una justificación, o dicen “porque sí” y se quedan tan a gusto. Y no nos engañemos, un Coach está para impedir que nos quedemos a gusto con nuestras limitaciones, justificaciones y comodidades. Mi trabajo es hacer ver a la persona qué le va a aportar su objetivo y si está dispuest@ a luchar por ello.
En el momento en que empiezo a ver un “para qué” motivador, asumo el reto y salgo de mi zona de confort.
Y esto de la zona de confort lo voy a dejar para la próxima entrega, que por hoy ya hay bastante sobre lo que reflexionar.