La incertidumbre es parte esencial de nuestras vidas, pero no nos enseñaron a ser amigas, y mucho menos compañeras de viaje. Nunca llegamos a escuchar algo parecido a “¡Bienvenida, incertidumbre!¡qué bueno que has venido para sacarnos de nuestra zona de confort!”
Me despierta miedo, inseguridad, me hace dudar de mis capacidades, incluso de lo que sé, porque nunca me dijeron que es el motor del cambio, de la creatividad, que ayuda a romper límites que nos hemos inventado y me ayuda a cuestionarme las certezas que he creado en mi cabeza a lo largo de mi vida.
¿Qué es la incertidumbre?
Pues es esa emoción, que a veces llegamos a convertir en estado emocional a largo plazo, que hace que sintamos que el suelo se mueve bajo nuestros pies.
Como especie, los seres humanos hemos sobrevivido gracias a nuestra capacidad para hacer frente a situaciones inesperadas y cambiantes. Sin embargo, esto gasta taaaanta energía, que nos hemos hecho cómodos.
Nos gusta tener un trabajo estable (creo que ya hemos hablado de esto… ¿¿¿estás segurx de que esto existe???), una casa en propiedad (en serio, salvo algunxs afortunadxs, NUESTRA CASA ES DEL BANCO, hasta que no termines de pagar hasta el último céntimo de tu hipoteca), una relación a largo plazo (¿cuánta gente aguanta su relación de pareja por no estar solx?), y un largo etc. De aspectos que entendemos que “necesitamos” para sentirnos a gustito y a salvo de un entorno hostil.
Y ahora llega la dura realidad:
UN VIRUS QUE VIENE DEL OTRO EXTREMO DEL MUNDO TE HA MANDADO TODAS TUS IDEAS DE TRANQUILIDAD Y ESTABILIDAD A LA BASURA
(por ser fina, que seguramente sientes que las ha mandado a otro lugar menos elegante…)
¿Quién dijo miedo?
Tenemos todos los mecanismos necesarios para salir airosxs de la actual situación, lo que pasa es que LOS TENEMOS DORMIDOS.
Sí, he escrito DORMIDOS, hibernando, escondidos en un rincón de nuestro cerebro que, si bien utilizamos en nuestros primeros años de vida (porque todo es nuevo, más que nada), con el tiempo nos enseñan a que podemos generar respuestas “prefabricadas” que nos hacen la vida más fácil (y más insulsa, aburrida, carente de emoción…, pero eso sí, bien tranquilos, no nos vayamos a cansar mucho).
Porque lo que sí te dejo bien claro es que NAVEGAR EN LA INCERTIDUMBRE ES CANSADO. Más o menos como una clase de crossfit (os invito a que las probéis, ya sabéis que soy muuuuy fan).
Aprovecho para meter aquí una anécdota personal a este respecto: después de muchos años yendo al gimnasio, con entrenadorxs personales, boxeo, etc., probé mi primera clase de crossfit Y ESA NOCHE NO PUDE DORMIR. Me dolían hasta los pensamientos.
Dos años después, sigo teniendo agujetas, sobre todo cuando hacemos algún ejercicio que sale de lo habitual, pero ya son mucho más llevaderas.
¿Qué para qué te cuento este rollo macabeo?
Pues para decirte que nuestra capacidad para afrontar la incertidumbre funciona exactamente igual: la primera vez va a resultar muy duro, casi doloroso, porque tenemos que despertar la cajita de “RECURSOS PARA HACER FRENTE A COSAS IMPREVISTAS”, pero con el tiempo, esta caja se mantendrá a mano y, además, la irás llenando de nuevos recursos.
En ese momento, habrás convertido a la incertidumbre en tu amiga.
¡Bienvenida, incertidumbre!
- Acepta que no tienes todas las respuestas. Sé creativx, aprender a pensar fuera de la caja. Inspírate en la experiencia de otras personas, ¿cómo han actuado? ¿qué ha funcionado y qué no?
- Apóyate en tu círculo emocional estrecho. Esas personas incondicionales que sabes que siempre van a estar ahí. No se trata de que les pidas consejo (a veces estas personas también tienen sus propios miedos y, desde la mejor intención, te los van a trasladar… FLACO FAVOR). Se trata de que confíes en que siempre vas a tener a alguien en quien te puedas apoyar cuando las cosas no salgan como tú esperabas. Esa persona que te quiere de forma incondicional y a la que puedes llamar a las 4 am, te va a coger el teléfono y te va a escuchar (aunque internamente esté deseando que te calles y le dejes dormir)
- Aprende a convivir con el miedo y conviértelo en tu amigo. El miedo es una emoción que te puede bloquear o te puede potenciar. Si escuchas sus advertencias te mantendrá atento, permitirá que el chute de adrenalina agudice tu ingenio y salgas airosx de aquello que te propongas. Y, como buen amigo, cuando su compañía te reste en vez de sumarte, pídele que te deje avanzar. Ya habrá tiempo de decirle que llevaba razón (y llorar con alguien de tu círculo emocional).
- Cree en ti, en tu capacidad, en tu experiencia, en tus recursos. No es que seas protagonista de tu vida, ES QUE ERES EL/LA GUIONISTA. Y si te equivocas, pues aprendes.
- Pide ayuda. No hay nada peor que creerse autosuficiente. Porque crees que no necesitas a nadie… Error. Sé vulnerable, date la oportunidad de declarar a mundo que NO LO SABES TODO. Y si te cansas, pues paras y mañana continuas, que tampoco hay tanta prisa (la mayor parte de las veces 😉 )
- Enfócate en lo que quieres conseguir, aprovecha la incertidumbre como una oportunidad para reinventarte, ¿quién quieres ser cuando te levantes mañana por la mañana? ¿y cuando cabe todo esto? ¿qué quieres ver cuando seas una persona anciana y observes lo que has hecho en tu vida?
Y disfruta del viaje, porque la paz y la tranquilidad que te produce viajar a tu pueblo de toda la vida no es comparable a la adrenalina y las expectativas que te generan visitar una ciudad completamente nueva. El pueblo está bien, sobre todo para descansar y desconectar…
PERO LA CIUDAD NUEVA TE CARGA LAS PILAS Y TE MUESTRA OTRA NUEVA PERSPECTIVA.